Mi avanzadilla
Como no ando sobrada de talento para indicar direcciones, cuando llegué, primogénita, me esperaba ya cuarto y mitad de hermana. Hay que explicar que el milagro más documentado de nuestros padres es darnos más hermanos de los que nos nacieron. Cuando ella era grande yo quería ser buena, que le quedara la ropa pequeña, que me creciera el pelo deprisa. Yo quería cinco años más.
Como dictan nuestros genes aprendió a multiplicar las patatas para tortilla. Como manda la guerrilla logró hacerlo sin renunciar a los gin-tonics y a saludar desde el escenario en las fiestas del pueblo.
Cuando apañé unas ramas, tiramos una cuerda desde su ventana y construí
mi nido al otro extremo. Desde allí gastamos unos años viendo pasar los trenes. Junto a su casa paran los que van hacia el norte. Como su corazón es evidente encontró las señales inequívocas.
Y es que cuando el alma se te transparenta lo que está para tí lleva escrito tu nombre.
Gracias a quien siembre los granos de arroz por darme un ángel donde posar los ojos.
(Tiene banda sonora, pero funciona artesanalmente, hay que darle al Play en la columna de la izquierda, justo debajo de mi foto).
Etiquetas: cascos azules
posted by ariuca @ 11:43 p. m.
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